El Tetris


Los videojuegos han levantado toda clase de suspicacias entre generaciones de padres y educadores. Pero los 25 años del Tetris no solo han escrito la historia de uno de los mayores éxitos de la industria del videojuego, sino también el mejor argumento contra la mala fama de estos productos. Un argumento que sigue creciendo hoy mismo.
Emily Holmes y sus colegas del departamento de psiquiatría de la universidad de Oxford acaban de demostrar (PLoS ONE, 4: e 4153) que el Tetris puede utilizarse como una "vacuna cognitiva" contra el estrés postraumático, la secuela psicológica más común entre los supervivientes y o testigos de un accidente, un atentado o una catástrofe natural. El estrés postraumático afectó a centenares de miles de personas tras los atentados del 11-S en Nueva York y del 11-M en Madrid.
El Tetris está dotado de la desconcertante simplicidad que caracteriza a todas las grades ideas. Sólo tiene siete tipos de tetrominós: el palo, formado por cuatro cuadraditos en fila; la T, con tres cuadraditos de sombrero y uno de poste; la L que no requiere mayor explicación, y la J, que es una L al otro lado del espejo; la S y la Z, que también son imágenes reflejadas; y por último, el único bloque que es igual en cualquier posición, el cuadrado.
Excepto en este último caso, la principal decisión que debe tomar el jugador es cómo rotar cada bloque que se le viene encima. Y como no hay tiempo material para probar las cuatro orientaciones posibles, el éxito depende por entero de una operación especial del cerebro,"la rotación mental de objetos" y de los mecanismos generales por los que formamos imágenes mentales, el componente visual de nuestro modelo interior del mundo.
El objetivo del jugador es que los bloques se posen formando una línea contigua. Cuando esto ocurre la línea se desintegra en caso contrario, el sedimento de tetrominós sube y sube sin remedio hasta asfixiar por entero la pantalla.
El síntoma distintivo del estrés postraumático es la memoria intrusiva o flash-back: las personas que sufrieron o presenciaron una situación traumática se ven asaltados con frecuencia por imágenes del suceso que les fuerzan a reexperimentar el horror vivido. Son estas memorias intrusivas las que pueden evitarse o aminorarse si el paciente juega al Tetris, según han demostrado los psiquiatras de Oxford mencionados anteriormente.
El laboratorio de Herbert Baver, en Viena, a demostrado que la "rotación mental" es indisociable de la adtividad de una parte del córtex motor, la misma que utilizamos para mover un objeto de verdad.
Jugar al Tetris es una tarea espacial basada en esos mismos mecanismos básicos del córtex cerebral: la rotación simulada de objetos y la formación de imágenes mentales. También se asocia a menudo a la "memoria intrusiva" pues mucha gente a sido asaltada por imágenes de bloques cayendo después de haber jugado.
El Tetris también es interesante desde un punto de vista matemático. Imagina el problema de escoger entre los 400 invitados a un congreso a aquellos 100 que conviene alojar en el mejor hotel de la ciudad. El hotel solo tiene 50 habitaciones, así que tendrán que acomodarse dos a dos. Y, además hay una amplia lista de parejas incompatibles. Al intentar resolverlo te das cuenta de que no hay ninguna fórmula simple que pueda generar un conjunto de soluciones posibles. La única forma es hacerlo a lo bestia: probando todas las posibles listas de 100 invitados , agrupándolos dos a dos de todas las formas imaginables. Y eso es inviable porque, ya de entrada, el número de formas de seleccionar a 100 personas del grupo de 400 es mayor que el número de átomos del universo conocido.
Es un típico problema NP-Hard que no puede resolverse de forma sistemática en un tiempo razonable ni con el más potente ordenador.
Los problemas NP-Hard son uno de los "siete enigmas del milenio" por los que el Instituto de Matemáticas Clay ofrece una recompensa de un millón de dólares.
Erick Demaine, del Massachusetts Institute of Techology (MIT), demostró hace unos años que el Tetris es un problema NP-Hard. Esto quiere decir que no hay forma de programar un ordenador para que juegue al Tetris como un jugador humano experto.
"El Tetris es bueno para tu cerebro" dice Henk Rogers, socio holandés de Alexéi Pájitnov, el inventor del Tetris en sus tiempos libres. Por una vez , no hay nada que objetar a un eslogan.

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